Deje caer el esperma, le permití abandonar mí cuerpo y librarse de mí, cualquier deseo fogozo se fue junto con mi semilla. Me la quede mirando unos segundos, totalmente alienado, desesperadamente estático. Me quedaban aun tantos deseos, deseos diferentes, deseos suplicantes y dolorosos, deseos perdidos, lastimosos, deseos sin objetó alguno.
Que acto vacío, que inutilidad, que crueldad autoimpuesta era aquéllo... Que sentido tenia encontrarme con mi cuerpo cada noche? Buscando cosas que mí cuerpo no me daría, fingiendo sorpresa al no haber encontrado el objeto de mí fraudalenta busqueda. No, en mí no existia nada para mí mismo, nada excepto odio y repudio.
Me mire al espejo en busqueda de lo no encontrado y nuevamente no le encontre. "Que puedo encontrar en esos ojos muertos?" pense. Sinembargo no lo estaban, no estaban muertos, estaban cansados, estaban en ese punto de la desnutricion en el cual ya no tienes fuerzas para comer. Habia vida en mí mirada, sí, habia vida pero era el tipo de vida que se arrastra, que se arrastra como se arrastra mí esperma, como se arrastran las lagrimas sobre mi cara, como la suciedad que se pega a mi cuerpo y en forma de repugnante sudor resbala en la piel.
Eros trabaja ya con desinteres en este cuerpo, en esta forma. La mente que en mí guarda al dios, no es un sitio acogedor para el. Pobre entidad, pobre impulso sin fuerza, siente tanto asco y verguenza de estar en ese lugar que esta muriendo de desdicha. Eros muere pero nisiquiera le importa ya...
Cual dignidad hay en vivir de la suplica, de migajas, comiendo en los recovecos de una criatura mal sana. No, mejor morir pronto que vivir por lastima a una psique desinteresada.
Gerard Cuello
No hay comentarios:
Publicar un comentario