Al fulano deprimido me lo imagino en un
bar dejando las horas pasar, el fulano deprimido viviría embriagado
si bebiera mas prefiere pasar las horas en biblioteca. Al fulano
deprimido no le gustan en verdad los libros ni estudiar pero no
quiere, no desea, llegar a la hora, al lugar, que se dice es su
hogar. Al pobre chico le gusta dar todo por los demás y se lamenta
pues nadie reconoce su ofrenda, de amistad imperecedera. El deprimido
es el chico de fama seria, nunca chiste, nunca fiesta y que gran
mentira es esa. El humor del fulano es negro y de borracho que no
toma pero si se ahoga en penas.
Cuenta un chiste y se ríe de la desgracia que no es ajena, incapaz el seria de reír de algo que no fuera su suerte siempre negra. El fulano no traiciona, el fulano siempre espera, siempre tolera pues le aterra tener que pelear y reclamar eso que en el fondo sabe no le tiene porque faltar, sin embargo el espera pues solo no quiere quedar.
Lo verán pasar y nadie preguntara
“¿Que pasa amigo? ¿te sientes mal?” por muchas veces que el lo
hiciera. Pronto aumenta en el una queja pero no alcanza su moral,
alta esta nunca parece estar.
Al fulano le aterra la soledad porque
la compañía es a lo único que se puede aferrar, el no tiene hobby
o juego que le satisfaga, simplemente se dedica a estudiar y pasar
horas en masoquista ritual, escucha en el sonido del auricular música
y sonido que le recuerde su pena, así esta solo mas le entierra.
El fulano es un tipo anticuado pero en
su mano el te toma con firmeza, el deprimido no es bueno en la broma
y el juego pero sabe cuando estar. El joven inexperto es un enamorado
eterno, no un galán pero un compañero de verdad. Pobre tipo
desolado, siempre hecho a un lado, no se da cuenta que el vale mas
que ese mundo que le rodea, que esas personas que siempre anhela...
Al fulano yo lo encuentro en biblioteca
y conversamos con nuestros vasos de vodka imaginario nuestras penas,
intercambiamos comentarios sobre lo poco que en nosotros confiamos,
ya que por el otro ponemos en el fuego las manos. El fulano, supuesto
“tipo serio” siempre me saca una sonrisa y ataca con humor la
desgracia. Es que el deprimido es mi amigo, yo le amo y el me
recuerda a mi mismo, es por ello que a su reflejo frustrado le
intento dar una mano, dar respuestas, si tan solo se diera cuenta que
el vale mas que sus negras penas.
Gerard Cuello
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