jueves, 8 de junio de 2017

El Fulano Deprimido en Biblioteca


Al fulano deprimido me lo imagino en un bar dejando las horas pasar, el fulano deprimido viviría embriagado si bebiera mas prefiere pasar las horas en biblioteca. Al fulano deprimido no le gustan en verdad los libros ni estudiar pero no quiere, no desea, llegar a la hora, al lugar, que se dice es su hogar. Al pobre chico le gusta dar todo por los demás y se lamenta pues nadie reconoce su ofrenda, de amistad imperecedera. El deprimido es el chico de fama seria, nunca chiste, nunca fiesta y que gran mentira es esa. El humor del fulano es negro y de borracho que no toma pero si se ahoga en penas.


Cuenta un chiste y se ríe de la desgracia que no es ajena, incapaz el seria de reír de algo que no fuera su suerte siempre negra. El fulano no traiciona, el fulano siempre espera, siempre tolera pues le aterra tener que pelear y reclamar eso que en el fondo sabe no le tiene porque faltar, sin embargo el espera pues solo no quiere quedar.

Lo verán pasar y nadie preguntara “¿Que pasa amigo? ¿te sientes mal?” por muchas veces que el lo hiciera. Pronto aumenta en el una queja pero no alcanza su moral, alta esta nunca parece estar.
Al fulano le aterra la soledad porque la compañía es a lo único que se puede aferrar, el no tiene hobby o juego que le satisfaga, simplemente se dedica a estudiar y pasar horas en masoquista ritual, escucha en el sonido del auricular música y sonido que le recuerde su pena, así esta solo mas le entierra.

El fulano es un tipo anticuado pero en su mano el te toma con firmeza, el deprimido no es bueno en la broma y el juego pero sabe cuando estar. El joven inexperto es un enamorado eterno, no un galán pero un compañero de verdad. Pobre tipo desolado, siempre hecho a un lado, no se da cuenta que el vale mas que ese mundo que le rodea, que esas personas que siempre anhela...

Al fulano yo lo encuentro en biblioteca y conversamos con nuestros vasos de vodka imaginario nuestras penas, intercambiamos comentarios sobre lo poco que en nosotros confiamos, ya que por el otro ponemos en el fuego las manos. El fulano, supuesto “tipo serio” siempre me saca una sonrisa y ataca con humor la desgracia. Es que el deprimido es mi amigo, yo le amo y el me recuerda a mi mismo, es por ello que a su reflejo frustrado le intento dar una mano, dar respuestas, si tan solo se diera cuenta que el vale mas que sus negras penas.

Gerard Cuello

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