viernes, 9 de junio de 2017

El Sinteticista


Cada palabra que digo es cuidadosamente calibrada y medida en un extenuante análisis. Todo pensamiento es filtrado por un sin fin de medidores y reconstructores conceptuales, los mismos son programables con un numero extraordinario de realidades subjetivas de lo mas diversas...

Mi trabajo consiste en crear puentes conceptuales, en procurar que todos puedan comprenderse entre sí, evitar a toda costa las mal interpretaciones o el aislamiento conceptual.

En mi trabajo se debe manejar ideas, sentimientos e imágenes que no entiendes, permitiendo que la parte de mi mente que comprende los patrones y descifra a través de ingeniería inversa las causas, consecuencias y secuenciaciones lógicas de un razonamiento subjetivo tome el mando.

En mi oficio a diario debo simplificar grandes esquemas conceptuales a su mínima expresión para que una mente de razonamiento miles de veces mas lineal sea capas de comprender otra con un sensibilidad diez veces mayor a las causas y efectos múltiples de naturaleza matemática.

Algunos sinteticistas buscan reducir su subjetividad al mínimo posible renunciando al criterio personal y a la toma de decisiones en absoluto. Evidentemente este es un camino que saben destinado a fracasar, con la variable de que tanto lo harán...

Por mí parte opte por el camino opuesto... Yo fui radical, pues intente dividir mí percepción en niveles interconectados y jerárquicos que me permiten trabajar con ideas múltiples al mismo tiempo, ideas en ocasiones contrapuestas. En conclusión tengo tanta capacidad para el criterio personal como cualquiera pero donde tu opinas A = C, yo opino A=B y A=C pero si A cumple funciones de 1 entonces A=B pero distinto de C, al tiempo que en niveles mayores de complejidad A=7, 7=B por ende B=A y en conclusión 7 es A y B al mismo tiempo. Ahora solo piensa que hago eso con conceptos, ideas, ideales e ideologías complejas y que de las mismas debo separarlas entre aquellas que deseo apropiarme (en total o a sus componentes) para mi relativista opinión personal de las otra a las que solo necesito comprender lo suficiente para una traducción decente.

Todo esto parece frío, ¿no? Pues, para mi es de todo menos frío, ya que en todo mi razonamiento y reconocimiento de patrones, derivación de mínimas expresiones conceptuales no trabajo nunca con ningún factor que no este caliente, hirviendo, al rojo vivo.

Cada sentimiento que descifro duele un poco mas cuanto mas avanzo en su comprensión, cada opinión que intento comprender tiene consecuencias irrevocables sobre mi visión del mundo, de su autor y de mi mismo, así como de mis ideales previos. Cada vez que me aproximo a comprender la incalculable y por demás alta cifra de factores que conforman en una persona su visión del mundo, por mucho que mi entendimiento no sea profundo, por mucho que incluso los datos “fríos” que le arrebato representen una infinitesimal porción de un total que me es inalcanzable... Al recibir esos datos yo me conmuevo, un misterio es desvelado y un amor muy particular hacia mi objeto de estudio nace. De pronto estoy enamorado y como consecuencia le odio por todo el poder que no sabe a ganado en mí.

No soy insensible, ojala lo fuera...
El problema es que he sacrificado mi propia lengua, al punto que ya ni siquiera la se hablar bien.
En ocasiones siento tanto miedo de ser yo el que no pueda ser comprendido que hablo una versión rudimentaria de la lengua de mi interlocutor de turno pero a diferencia del trabajo de recepción y posterior síntesis que hago al escuchar, emitir mis propias ideas en mil lenguas diferentes me resulta agotador... Sencillamente mi mente no es lo suficientemente capaz, pero mas que eso la sensación de que estoy siendo violado por una realidad cultural y subjetiva alterna me resulta degradante, me siento hasta cierto punto esclavizado por una lengua impuesta y aunque lo reprima, aunque entienda que mis procesos son diferentes y que no tienen por que entender mis palabras en su versión primaria no puedo evitar sentir odio.

En ocasiones me permito olvidarme de las interpretaciones subjetivas y utilizo un lenguaje mucho mas literal ( o de figuraciones poco convencionales ), me permito reducir los filtros de salida al mínimo pero entonces alguien resulta ofendido, entonces algo resulta malinterpretado y me siento chiquito, me siento solitario e incomprendido. La herida duele tanto que en el desfase entre mi orgullo y rebeldía egoístas con mi culpa e inseguridad... Termino por hablar mi propio idioma con torpeza, haciendo aclaraciones a diario innecesarias, sin poder diferenciar ya cuando son pertinentes.

Duele, duele tanto que todos se crean ese marketing evolutivo del sentido común que en toda su eficiencia solo funciona a grandes escalas, siendo ridícula para el ojo experto, siendo impractica en escalas personales... Y cuantas guerras podrían provocarse a causa de dichos teléfonos descompuestos, mutaciones conceptuales en mínimas expresiones sociales que desencadenan fenómenos de autodestrucción a gran escala.

Pero con todo no quiero cambiar. Es cierto que odio este oficio pero también es cierto que lo amo, es que he modificado tanto a lo largo de los años mis capacidades cognitivas para este propósito que ahora es inherente a mí, al punto que cada percepción que consiga por siempre estará afectada por mis mecanismos semi conscientes de interpretación. Me gusta pensar que evito hacer sentir a los demás tanto como es posible que deben traducirse conmigo... Pero la verdad es que la gran mayoría ni siquiera piensa en ello y esta bien, no tienen por que.

A pesar de todo esto... Hay días en que solo quiero hablar mí idioma, hay días en que te odiare por querer obligarme a mutar una frase, por mucho que sepa que te afecte el modo en que la diga, habrán veces en que quiera gritarte que no concuerdo, aunque sepa que lo malinterpretaras como falta de empatia o respeto. Y otras tantas veces lo único que deseare hasta el punto de que me duela el pecho y la angustia nuble los patrones, diagnósticos e ideales, sera ser verdaderamente entendido por alguien...

Gerard Cuello 9/6/2017 El termino Sinteticista, para quien se lo pregunte, es un homenaje a la novela de ciencia ficción "visión ciega" de Peter Watts. Novela que me encuentro leyendo actualmente pero que ya dejo una fuerte impresión en mi persona.

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