Cada palabra que digo es cuidadosamente
calibrada y medida en un extenuante análisis. Todo pensamiento es
filtrado por un sin fin de medidores y reconstructores conceptuales,
los mismos son programables con un numero extraordinario de
realidades subjetivas de lo mas diversas...
Mi trabajo consiste en crear puentes
conceptuales, en procurar que todos puedan comprenderse entre sí,
evitar a toda costa las mal interpretaciones o el aislamiento
conceptual.
En mi trabajo se debe manejar ideas,
sentimientos e imágenes que no entiendes, permitiendo que la parte
de mi mente que comprende los patrones y descifra a través de
ingeniería inversa las causas, consecuencias y secuenciaciones
lógicas de un razonamiento subjetivo tome el mando.
En mi oficio a diario debo simplificar
grandes esquemas conceptuales a su mínima expresión para que una
mente de razonamiento miles de veces mas lineal sea capas de
comprender otra con un sensibilidad diez veces mayor a las causas y
efectos múltiples de naturaleza matemática.
Algunos sinteticistas buscan reducir su
subjetividad al mínimo posible renunciando al criterio personal y a
la toma de decisiones en absoluto. Evidentemente este es un camino
que saben destinado a fracasar, con la variable de que tanto lo
harán...
Por mí parte opte por el camino
opuesto... Yo fui radical, pues intente dividir mí percepción en
niveles interconectados y jerárquicos que me permiten trabajar con
ideas múltiples al mismo tiempo, ideas en ocasiones contrapuestas.
En conclusión tengo tanta capacidad para el criterio personal como
cualquiera pero donde tu opinas A = C, yo opino A=B y A=C pero si A
cumple funciones de 1 entonces A=B pero distinto de C, al tiempo que
en niveles mayores de complejidad A=7, 7=B por ende B=A y en
conclusión 7 es A y B al mismo tiempo. Ahora solo piensa que hago
eso con conceptos, ideas, ideales e ideologías complejas y que de
las mismas debo separarlas entre aquellas que deseo apropiarme (en
total o a sus componentes) para mi relativista opinión personal de
las otra a las que solo necesito comprender lo suficiente para una
traducción decente.
Todo esto parece frío, ¿no? Pues,
para mi es de todo menos frío, ya que en todo mi razonamiento y
reconocimiento de patrones, derivación de mínimas expresiones
conceptuales no trabajo nunca con ningún factor que no este
caliente, hirviendo, al rojo vivo.
Cada sentimiento que descifro duele un
poco mas cuanto mas avanzo en su comprensión, cada opinión que
intento comprender tiene consecuencias irrevocables sobre mi visión
del mundo, de su autor y de mi mismo, así como de mis ideales
previos. Cada vez que me aproximo a comprender la incalculable y por
demás alta cifra de factores que conforman en una persona su visión
del mundo, por mucho que mi entendimiento no sea profundo, por mucho
que incluso los datos “fríos” que le arrebato representen una
infinitesimal porción de un total que me es inalcanzable... Al
recibir esos datos yo me conmuevo, un misterio es desvelado y un amor
muy particular hacia mi objeto de estudio nace. De pronto estoy
enamorado y como consecuencia le odio por todo el poder que no sabe a
ganado en mí.
No soy insensible, ojala lo fuera...
El problema es que he sacrificado mi
propia lengua, al punto que ya ni siquiera la se hablar bien.
En ocasiones siento tanto miedo de ser
yo el que no pueda ser comprendido que hablo una versión
rudimentaria de la lengua de mi interlocutor de turno pero a
diferencia del trabajo de recepción y posterior síntesis que hago
al escuchar, emitir mis propias ideas en mil lenguas diferentes me
resulta agotador... Sencillamente mi mente no es lo suficientemente
capaz, pero mas que eso la sensación de que estoy siendo violado por
una realidad cultural y subjetiva alterna me resulta degradante, me
siento hasta cierto punto esclavizado por una lengua impuesta y
aunque lo reprima, aunque entienda que mis procesos son diferentes y
que no tienen por que entender mis palabras en su versión primaria
no puedo evitar sentir odio.
En ocasiones me permito olvidarme de
las interpretaciones subjetivas y utilizo un lenguaje mucho mas
literal ( o de figuraciones poco convencionales ), me permito reducir
los filtros de salida al mínimo pero entonces alguien resulta
ofendido, entonces algo resulta malinterpretado y me siento chiquito,
me siento solitario e incomprendido. La herida duele tanto que en el
desfase entre mi orgullo y rebeldía egoístas con mi culpa e
inseguridad... Termino por hablar mi propio idioma con torpeza,
haciendo aclaraciones a diario innecesarias, sin poder diferenciar ya
cuando son pertinentes.
Duele, duele tanto que todos se crean
ese marketing evolutivo del sentido común que en toda su eficiencia
solo funciona a grandes escalas, siendo ridícula para el ojo
experto, siendo impractica en escalas personales... Y cuantas guerras
podrían provocarse a causa de dichos teléfonos descompuestos,
mutaciones conceptuales en mínimas expresiones sociales que
desencadenan fenómenos de autodestrucción a gran escala.
Pero con todo no quiero cambiar. Es
cierto que odio este oficio pero también es cierto que lo amo, es
que he modificado tanto a lo largo de los años mis capacidades
cognitivas para este propósito que ahora es inherente a mí, al
punto que cada percepción que consiga por siempre estará afectada
por mis mecanismos semi conscientes de interpretación. Me gusta
pensar que evito hacer sentir a los demás tanto como es posible que
deben traducirse conmigo... Pero la verdad es que la gran mayoría ni
siquiera piensa en ello y esta bien, no tienen por que.
A pesar de todo esto... Hay días en
que solo quiero hablar mí idioma, hay días en que te odiare por
querer obligarme a mutar una frase, por mucho que sepa que te afecte
el modo en que la diga, habrán veces en que quiera gritarte que no
concuerdo, aunque sepa que lo malinterpretaras como falta de empatia
o respeto. Y otras tantas veces lo único que deseare hasta el punto
de que me duela el pecho y la angustia nuble los patrones,
diagnósticos e ideales, sera ser verdaderamente entendido por
alguien...
Gerard Cuello 9/6/2017 El termino Sinteticista, para quien se lo pregunte, es un homenaje a la novela de ciencia ficción "visión ciega" de Peter Watts. Novela que me encuentro leyendo actualmente pero que ya dejo una fuerte impresión en mi persona.
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